sábado, 16 de julio de 2011

CHINA 2009


Conocida hoy en día como el gigante asiático, la República Popular de China se está abriendo al mundo occidental a paso ligero. Es el país con más población del mundo. El idioma oficial es el chino mandarín, aunque en las diferentes regiones se hablan diferentes idiomas. La etnia más extendida es la Han; repartidas por el país encontramos hasta 56 minorías.
La moneda oficial es el yuan (CNY). 
Su capital, Beijing, es un hormiguero de personas que van y vienen sin parar. Se encuentra en el noreste del país.

País milenario de tradiciones que encuentras por todos los rincones, engancha desde el principio. Todo parece caótico, pero los chinos guardan su orden y eficacia escrupulosamente.

Este viaje decidimos hacerlo con dos amigos, Majo y Fran, una pareja que conocimos el verano anterior en México. Nos planteamos diferentes destinos antes de decidirnos a organizarlo todo por nuestra cuenta!! Era la primera vez y sabíamos que nos llevaría mucho tiempo, así que en el mes de enero ya comenzamos a plantearnos la ruta para mirar lo más importante, los vuelos.

Rehicimos el itinerario varias veces... Al final quedó cerrado: 

SHANGHAI - BEIJING - XI'AN - GUIZHOU (Kaili, Xijiang, Rongjiang, Zhaoxing)- GUANGXI (Guilin, Yangshuo)

01 de Agosto
Nuestros amigos vinieron a dormir a casa,ya que llegaban desde Valencia y cogíamos el vuelo en Barcelona. Hasta allí fuimos en bus, cargados con nuestras mochilas, listos para comenzar la aventura.
El vuelo fue con KLM, así que primero teníamos una escala en Amsterdam. Allí hicimos el tránsito y nos subimos en un avión de dos plantas, enorme, boeing 747-400 para más de 400 pasajeros. Tras un vuelo de unas 10 horas, llegamos al aeropuerto de destino, Pudhong: Shanghai. La diferencia horaria era de 6 horas más.
Allí cogimos un tren de alta velocidad, el Maglev, que nos llevó al centro de la ciudad en unos cinco minutos. A través de la página hostelworld habíamos contratado los hostales donde dormiríamos. En este caso People´s Square: Y35 Mingtown Youth Hostel. La localización era muy buena, ya que está cerca de los jardines Yuyuan y la parte antigua de la ciudad. No sé qué me pasó, pero cuando llegué al hotel me encontraba fatal. probablemente tantas horas de vuelo... El caso es que me quedé a descansar un rato en la habitación, y quedamos en encontrarnos con nuestros amigos un rato después en la zona de los jardines. 
01 de agosto: Shanghai
La primera visita fue el templo del Buda de Jade, en el que los devotos quemaban ramitas de incienso de aromas muy agradables y encendían unas velas preciosas con forma de flores rosas.
Los adeficios mantenían la clásica arquitectura de pagoda. Muy bonitos. En el interior de los diferentes edificios varias estatuas de budas gigantes.
  
Los diferentes rincones llamaban a la meditación y la relajación. Un lugar muy tranquilo y apacible.
 
En uno de  los diversos templos tuvimos la suerte de coincidir con la celebración de una celebración, en la que un grupo de monjes budistas entonaban cantos y rezos, ante el silencio y la atención de fieles y turistas.
 
Tras acabar la visita decidimos ir a comer. Hay infinitos locales en los que por poco más de uno o dos euros por persona puedes probar diferentes platos. Eso sí, cuidado a los que no les guste la comida picante...

Tras la merienda-cena nos fuimos a pasear por la famosa calle comercial de Nanjing. Un hormiguero... lleno de tiendas y de personas que van a toda prisa de aquí para allá...
Con el tiempo no tuvimos demasiada suerte en la capital, y no pudimos disfrutar de las vistas del Bund a causa de las nubes y de las obras que estaban realizando... Pero oteamos la Perla de Oriente. Tras un paseo por la zona conseguimos un taxi que nos llevaría de vuelta al hostal. 
Muchos de los taxistas se niegan a llevar turistas. No es que sean demasiado quisquillosos, es simplemente que la comunicación con ellos a veces es imposible, ya que la mayoría no hablan inglés y muchos ni siquiera saben leer las indicaciones de las guías aunque estén escritas en chino.

Curiosidades que íbamos encontrando por las calles, como los andamios hechos de bambú.
2 de agosto: Shanghai
Después de madrugar bastante y desayunar nos dirigimos a la Ciudad Antigua, cerca del hostal, y a los jardines Yuyuan. 
Primero visitamos los jardines, una auténtica maravilla. 
Cuando paseas por aquel lugar parece que te encuentras en un cuento de hadas. Los tejados de esos edificios son especialmente bonitos, con las terminaciones en puntas ascendentes y coronados por figuras de animales.
Al salir de los jardines visitamos una de las numerosas teterías. En este caso, la de un señor con el que habíamos entablado conversación en la calle antes de entrar en los jardines. Muy amable, se acercó a nosotros en un semáforo para preguntarnos con curiosidad por qué habíamos elegido Shanghai como destino de nuestro viaje. Nos dejó una tarjeta de su tienda y nos acompañó hasta la entrada a Yuyuan.
 
En la tetería nos quiso mostrar el ritual del té, cómo lo preparan en sus casas. Así que allí estuvimos durante largo rato, compartiendo un momento muy ameno. Nos dieron a probar té de muchísimas clases, y dejaron para el final el más curioso. En un momento dado, el señor introdujo dentro de una tetera de cristal una especie de pelotita. El resultado fue, que al entrar en contacto con el agua hirviendo, esa pelotita resultó convertirse en una bonita planta en flor. El té muy rico también, por cierto...
Después de la visita nos fuimos a comer a un restaurante en el que fuimos el centro de atención... No tenían cubiertos así que las camareras se morían de la risa al vernos intentando comer con los palillos... Todo un espectáculo.
Después de comer decidimos parar en una casa donde ofrecían masajes aromáticos de pies de una hora  por 5 euros. Nos vino de maravilla. Y nos echamos unas risas que nos ayudaron de verdad a relajarnos. Tanto nos relajamos que no nos acordamos ni de hacer fotos...
El tifón seguía molestando y a causa de la lluvia no pudimos subir al SWFC... Nos quedamos con las ganas de pisar el suelo de cristal en los últimos pisos... Una verdadera lástima. En su lugar subimos a la cafetería del Hotel Hayat, en la torre Jim Mao, pero igualmente las vistas no eran buenas debido a la lluvia.
Volvimos al hostal a recoger el equipaje, porque esa misma noche nos íbamos en un tren nocturno hacia la capital.
3 de agosto: Beijing 
Llegamos a la capital temprano. El salir de la estación fue toda una odisea. Montones de personas apiñadas que apenas te dejaban respirar... Cuando finalmente conseguimos ver la luz nos encontramos una cola interminable de personas que esperaban taxi. Al ser occidentales, algunos taxistas vinieron disparados hacia nosotros, con la intención, claro está, de sacar algo de dinero "extra". Pero ya empezábamos a acostumbrarnos al regateo; así que, a pesar de pagar algo más que por un taxi normal, decidimos negociar y ahorrarnos al menos más de una hora de cola. Llegamos al hostal, Peking Downtown Backpackers, situado en un antiguo hutong, laberinto de calles similares, pero con gran encanto.


Dejamos las mochilas y salimos hacia el Templo de los Lamas.

De allí nos dirigimos hacia el famoso Templo del Cielo
El recinto es realmente espectacular, enorme, y con multitud de templos. Lo peor era la distancia a recorrer a pie con el sofocante calor. No hay que olvidar en ningún momento la botella de agua o comprar algunos refrescos.
 Después de terminar la visita teníamos ganas de comer, así que nos fuimos a visitar el mercado de Wangfujing.
Inimaginable lo que uno se puede encontrar allí... Brochetas de caballitos de mar, gusanos, estrellas de mar, escorpiones, saltamontes y toda clase de insectos... Yo no estaba preparada para probar nada de eso, así que me quedé con las tradicionales brochetas de fruta!!
4 de agosto: Beijing
Madrugamos como de costumbre para poder llegar temprano a uno de los lugares que teníamos más ganas de visitar: La Ciudad Prohibida, situada en la Plaza de Tian'anmen, plaza de la Puerta de la Paz Celestial. A través de una de las puertas de la muralla en la que aparecía el famoso retrato de Mao Tse Tung, entramos. El día estaba completamente cubierto. Unos dicen que solo es niebla, otros que es contaminación...

La Ciudad Prohibida es enorme. Todo el recinto está amurallado. Allí vivieron 24 dinastías de emperadores con todas sus cortes. Muchas de las personas que estaban a su servicio tenían prohibida la salida del lugar, y no a todo el mundo se le permitía tampoco el acceso. Fue construida entre 1406 y 1420, en ella trabajaron más de un millón de personas; el complejo alberga 980 edificios y ocupa 720 000 m². Hoy en día es como una especie de museo gigante en el que se pueden ver objetos pertenecientes a las dinastías Qing y Ming.
En 1987 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, con el nombre de «Palacio Imperial de las dinastías Ming y Qing».
A pesar de la cantidad de gente que había, no nos costó demasiado tiempo comprar la entrada, ya que las colas iban realmente rápido. En muchos de los rincones se podían respirar momentos de tranquilidad y calma. Multitud de estatuas de aves, tortugas, dragones y otros animales decoraban las entradas a los edificios o las pequeñas plazas.

Antes de comenzar el viaje me habían avisado de que probablemte la gente sentiría curiosidad por nosotros, al ser occidentales, pero realmente fue divertidímo, ya que un montón de personas querían hacerse fotos conmigo. Imagino que una rubia entre tanto pelo oscuro era algo raro para ellos. Fotos por aquí, fotos por allá, y muchas sonrisas. Después de visitar muchos de los edificios salimos por el extremo opuesto a la entrada. Nuestra siguiente parada sería el parque Beihai.

Lo más bonito, para mí, el gran lago de nenúfares.  Aunque todo el parque es precioso; merece mucho la pena darse un buen paseo. En él se encuentra la Gran Pagoda Blanca.
 



De allí nos fuimos en tri-taxi a recorrer un hutong. Acordamos un precio con el conductor, que nos llevaría durante una hora a hacer un recorrido y nos devolvería al punto de donde salíamos. Pero cual sería nuestra sorpresa, cuando al llegar al hutong antiguo, el hombre nos pide más dinero para volver. Evidentemente nos negamos; el señor se cabreó como una mona y nos dejó allí plantados. Se fue. Así que no tuvimos más remedio que buscar un taxi, porque no teníamos ni idea de dónde estábamos, e intentar regresar a algún punto más conocido.
Con el taxi que encontramos llegamos a la Torre del Tambor, situada enfrente de la Torre de la Campana. Tuvimos la suerte de poder llegar en el momento en que precisamente estaban tocando los tambores. ¡Piernas fuertes para subir hasta lo alto de la Torre!

Terminada la visita volvimos a uno de los hutongs más transitados, ya que parecía una zona más turística, y estaba llena de gente, había muchos cafés y zonas de descanso. Allí conocimos a Yuxin (Andrea), estudiante de español, que se convertiría más tarde en una gran amiga, visitándonos en España y pasando unos días en nuestra casa. ¡Quién lo iba a decir!
La invitamos a venir con nosotros de paseo y aceptó encantada. Ella nos acompañó durante toda la tarde, explicándonos curiosidades. Visitamos el mercado nocturno de Donghuamen, que abre sus puertas de 15h a 22h. Allí se pueden encontrar todo tipo de brochetas de insectos y otras especies... Nosotros fuimos a cenar a un restaurante donde dejamos que Yuxin escogiese los platos. Después de cenar, intercambio de correos y despedida.
5 de agosto: Beijing. Gran Muralla China
¡Por fin! El día más esperado. Tocaba visitar la maravilla del mundo: La Gran Muralla. 
Nos levantamos muy temprano y nos fuimos en el taxi que habíamos contratado desde el hostal (50 euros medio día). Nos íbamos al tramo de Mutianyu. Bastante accesible y bien conservado, en el que podíamos encontrar pendientes y trocitos planos.  Para acceder subimos en telesilla... Madre mía, qué experiencia. Unas sillas al aire libre, en las que la única protección era una barra de hierro, y que chirriaban a cada momento. Hubo instantes en que la distacia al suelo era realmente alta. Pero las vistas sobre el bosque valían la pena.   . 
En los puestos de observación que se reparten a lo largo de la muralla, los obreros dormían, descansaban y comían.
Caminamos y caminamos cuesta arriba, cuesta abajo... tramos planos... Y cuando nos fuimos al tobogán para iniciar el descenso... Tormenta espectacular. Parecía que la montaña se estaba rompiendo en pedazos. Empezó a llover de forma torrencial, así que cerraron el tobogán y teníamos dos opciones: bajar caminando a través de la selva o en el terrorífico telesilla... Y nosotros escogimos la segunda. Miedo es poco... con los rayos y truenos que caían las pasamos canutas, pero envueltos en un poncho de plástico, finalmente llegamos de nuevo a la carretera. 
Al llegar de vuela a nuestro hutong dimos un paseo y decidimos ir a visitar la zona del estadio olímpico, construido para las olimpiadas del año anterior. Una zona muy moderna, preparada para acoger a los visitantes del mundo entero.
6 de agosto: Beijing
Este día visitamos el  Palacio de Verano, considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1998. Construido en los márgenes del lago Kunming, en 1750 por el emperador Qianlong. El lago es artificial, y en el la emperatriz daba largos paseos en barca y se representaban batallas navales para entretener a la corte. Recibe este nombre porque la emperatriz Cixi, recordada por ser caprichosa y consentida, pasaba aquí temporadas en verano.
Con la entrada te dan un pequeño plano, en el que se indican las diferentes áreas del recinto.
 
Los edificios son realmente bonitos, muy coloridos, y su situación en la ladera de la montaña, hace que parece que caigan en cascada.

La emperatriz tenía una variada colección de ricksaws, el típico carrito tirado normalmente por porteadores.

Había una variada colección de fotos de la emperatriz y otros miembros de la familia e invitados que la visitaban para pasar unos días de descanso en aquel espléndido lugar.
El teatro donde representaban obras para entretener a los invitados y a la emperatriz aún mantiene vivos los colores de las pinturas de decoración.

También hay una amplia colección de objetos de uso cotidiano y de porcelana.

Después de regresar al hutong y comer alguna cosa, recogimos las mochilas y nos dirigimos hacia la estación de trenes para subir al tren nocturno que nos llevaría a Xi'an.

7 de agosto: Xi'an
Hicimos noche en el tren nocturno y a primera hora de la mañana llegamos a Xi'an. Dejamos las mochilas en unas taquillas que se pueden alquilar y nos fuimos directos a visitar los guerreros. Hay un autobús que también va hasta allí, pero decidimos ir en coche para ganar tiempo. 
El calor era insoportable. Botella de agua va, botella de agua viene... El recinto es enooooorme. Hay diferentes pabellones. El más grande es también el más conocido. En él se pueden ver miles de guerreros y caballos a tamaño real colocados en filas, y aún a los arqueólogos trabajando en las zanjas, donde aparecen pedazos de terracota por aquí y por allá.
Son considerados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1987. Todos los soldados son diferentes, ya que eran una representación de cada una de las personas que formaban el ejército real.

Aunque la mayoría no tienen ya, debido al paso del tiempo, restos de pintura, hay un pabellón en el que se puede ver una proyección en la que explican cómo fueron construidos y se ve cómo estaban pintados al detalle, representando cada uno de los soldados del emperador. 
La historia cuenta que el emperador quiso ser enterrado con los guerreros debido a que en vida no fue demasiada buena persona. Tenía muchos enemigos y temía que en el otro mundo pudiese encontrarse con ellos, por lo que decidió hacer una copia exacta de cada uno de los soldados que le protegerían después de la muerte si tenía que enfrentarse en alguna batalla.
Cuando terminamos la visita volvimos en taxi a la estación para recoger las mochilas, y de ahí al hostal, uno de los más bonitos.
Tenía un patio interior todo de madera y farolillos, donde podías sentarte a relajarte en una calma absoluta.

También disponía de un patio exterior muy bonito.
Después de descansar un poco y comer alguna cosa nos fuimos a ver la Torre del tambor y la Torre de la Campana.
Y de allí callejeamos por el barrio musulmán. De hecho, tanto callejeamos que llegó un momento que nos perdimos. Ni idea de dónde estábamos. Así que no tuvimos más remedio que buscar una estación de policía y a duras penas intentar comunicarnos con los agentes hasta que nos hicimos entender. Necesitábamos volver a la zona de la Torre del Tambor. Y cuál sería nuestra sorpresa cuando uno de los policías se ofreció amablemente a llevarnos en su coche patrulla!! La gente nos miraba un poco raro cuando nos vio bajar del coche de policía en el centro, pero nos echamos unas risas.

La mezquita estaba cerrada, no llegamos a tiempo para poder visitar el interior...
Por la noche nos dedicamos a dar un paseo por la muralla iluminada. Toda una maravilla. 
Tras el paseo, a dormir. Una noche allí y al día siguiente a coger un vuelo para ir al sur. Fue una lástima no tener más días en Xi'an. No sabíamos que nos iba a gustar tanto, y la verdad es que el tiempo se quedó muy corto.
8 de agosto: Kaili
Aterrizamos en el aeropuerto de Guilin y fuimos a recoger las mochilas y a encontrarnos con Bob, el que sería nuestro guía durante la próxima semana en el recorrido por el sur.
Bob es chino y no hablaba español, así que nos comunicábamos en inglés.
Lo primero de los que nos habló fue del circuito que más o menos íbamos a realizar. Aunque en todo momento nos dijo que pararíamos las veces que hiciera falta, más o menos donde nos apeteciese, sobre la marcha, ya que eran un guía y un conductor privados para nosotros cuatro.  
El primer pueblo que visitamos fue Shiqiao, de minoría Miao. Bob nos explicó que diferenciaríamos las  minorías por el peinado de las mujeres y las ropas que llevan. 
Imposible llegar a esos lugares si no es con una persona de allí. Pueblos perdidos por la montaña a los que no llega ningún transporte colectivo. 
Bob quería llevarnos a este pueblo porque es uno de los pocos donde todavía se dedican a fabricar el papel de forma tradicional. 
Allí tuvimos varias sorpresas. La primera nada más llegar, ya que todo el pueblo estaba reunido en la calle, comiendo, porque estaban celebrando que el hijo de una familia del poblado iba a comenzar a la universidad, algo fuera de lo común entre los miembros de las minorías. 
Enseguida nos invitaron a comer, pero no teníamos demasiada hambre, así que se negaron a que nos fuéramos sin ser partícipes de la fiesta de una manera u otra, y nos dieron a beber un licor de arroz que ellos mismos preparan. ¡Tremendo pelotazo! Así estaban las mujeres! ¡¡Todas borrachas!! Cantando sin parar. Allí se reuniño un pequeño coro y nos dedicaron una canción. 



Después de la celebración nos fuimos a dar un paseo por el pueblecito. Parecía de cuento... Cada uno con su tareas, muchas mujeres estaban separando los granos de maíz de las mazorcas.

Las casas eran realmente modestas, por no decir pobres. Grandes habitaciones donde convivian diferentes miembros de la familia.
El pueblo estaba junto a un río en el que los pequeños del pueblo se bañaban compartiendo las aguas con los búfalos.
La fabricación del papel de manera artesanal y tradicional sirve a algunas familias para conseguir el sustento. Aunque cada vez se pierde más la tradición, porque no sale demasiado a cuenta.
Al caer la tarde nos despedimos de la familia anfitriona de la celebración y seguimos nuestro camino hasta Qingman.
En Qingman las muejres de dedican sobre todo a trabajar en telares. NOs atacaron casi literalmente para que les compráramos algunos de sus trabajos... No estuvimos demasiado tiempo allí.
Kaili es una ciudad. El hotel era bastante occidental. Nos dieron las habitaciones y salimos a cenar a un mercado nocturno acompañados por Bob.
9 de agosto: Xijiang.
De camino a Xijiang, la capital de la minoría Miao, fuimos parando por distintos pueblecitos. Una maravilla de día. El primero de ellos fue Matang, donde se veía claramente cómo las mujeres vestían de manera diferente, pertenecen a la minoría Gejia.
Llevan una especie de tocado de paño blaco del que sobresale en la coronilla un pirulí hecho con el pelo.
Vimos como, en una de las casas, preparaban el arroz para comer.
Otras mujeres se ocupaban del cuidado del huerto, en el que cultivaban gran variedad de verduras. En ellos tenían una especie de tiendas de campaña en las que a veces se quedaban a dormir para que nadie les robe la cosecha cuando está lista para recoger.
Las mujeres más jóvenes llevaban a su pequeños en una especie de capazos a la espalda hechos por ellas.
Realizaban trabajos artesanales con telas y cera
También visitamos Shlong, donde vimos una vez más a las mujeres trabajando en los telares.
La siguiente parada fue la ciudad de Lang Li. Todo un caos. Los puestos del mercado eran todo un revoltillo donde podías encontrar de todo. Para muestra un botón:
Más y más pueblos de postal de camino a Xijiang
La entrada a este pueblo no es gratuita. Realizan espectáculos para los visitantes, en su mayoría chinos mismos.
Está situado sobre pequeñas montañas cuyas laderas se han transformado en terrazas para el cultivo del arroz. Las vistas eran espectaculares.
El espectáculo consistía en una exhibición de diferentes bailes, en los que las mujeres y los hombres vestían diferentes trajes tradicionales. Los "sombreros" de la cabeza estaban hechos de una especie de latón.
Aqui una mujer preparaba en la calle el sticky rice, o arroz pegajoso... Una especie de pasta de arroz que machacaba con un mazo de madera y que comían direcamente con las manos.
Nos hospedamos en una Guest House, en la que los trabajadores eran encantadores. Nos dieron la bienvenida un grupo de mujeres vestidas de forma tradicional con cánticos y sonrisas maravillosas.
10 de agosto: Ronjiang
Continuamos nuestro camino hacia Ronjiang. Coninuábamos parando por pueblecios. En uno de ellos fuimos a ver cómo trabajaban de manera aresanal objetos hechos con una arcilla que queda en las plantaciones de arroz.
En la mayoría de las casas tienen fotos de guerreros que protegen las viviendas de los malos espíritus.
En una de las numerosas paradas tocamos a la puerta de una casa y muy amablemene nos dejaron pasar; era una especie de taller de costura. Las mujeres Miao estaban trabajando sin parar.
Tuvimos la suerte de ver cómo una chica se hacía el recogido tras laverse el pelo. Para lavarse el pelo utilizan agua de arroz. Lo tienen realmente brillante.

 
Y seguimos guardando en la memoria estampas inolvidables... 
11 de agosto: Zhaoxing
El camino a Zhaoxing fue de los más complicados. Varias horas en coche que tuvimos que alargar debido a los destrozos que las lluvias habían hecho en las carreras, que marecían mordidas por una boca gigante...
En el camino, como de costumbre, visitamos algún que otro pueblecito. En uno de ellos los niños se nos acercaron primeros curiosos y luego encontraron en nosotros una distracción, así que nos persiguieron por varias calles. 
  
A los niños que han pasado alguna enfermedad les pones una especie de aros metálicos alrededor del cuello para protegerlos contra los males. Curiosidades de la minoría...
Las  gentes del pueblo se entretienen jugando al Maghjong o algún otro juego de mesa, tejiendo o charlando.
 
Las ropas de esta minoría, sobre una base negra, lucían llamativos colores.
Al atardecer llegamos a Zhaoxing.  Zhaoxing es el pueblo más grande de la minoría Dong, la cual preseume de tener buenas voces para el canto.
Gran parte de la población vive de fabricar las telas que son básicas para sus ropas, el índigo.
Las tiñen de un color azul oscuro, índigo, como indica su nombre. El tinte lo extraen de unas plantas que crecen en las laderas de las montañas, y que crecen en grandes cantidades y a gran velocidad, así que siempre disponen de materia prima.
El pueblo era una auténtica maravilla. Muy bonito, con todas las casas de madera, y atravesado por un río.
Por la noche fuimos a ver un pequeño espectáculo para poder ver os bailes y escuchar las famosas voces de los Dong. Diferentes trajes y danzas fueron representados por un grupo de chicos y chicas, y el final, todos terminamos bailando juntos en el escenario.

12 de agosto: Chengyang
Partimos en la mañana siguiente hacia Chengyang. Visitamos un mercado qu eera una auténtica locura. Coches, motos y personas por aquí y por allá. Una de las ciudades más ruidosas que recuerdo. La gente gritaba y el ejetreo era total. Todo el mundo haciendo compras y llevándoselas a casa como podían...
Una cosa muy curiosa que vimos fue en este centro médico. En la pared de la izquierda se puede ver el cartel con una señal de "prohibido biberones". Y es que si una mujer tiene un bebé, está obligada a darle el pecho, y si no puede, se busca a otra que lo haga por ella. Nos quedamos asombrados.
 En otra de las paradas vimos una escuela y un póster en el aparecen los caracteres para que los niños lo aprendan. Hoy en día se estudia y se enseña una forma simplificada del chino mandarís, pero bueno, lo de simplificada es un decir, claro...
Seguimos visitando más y más pueblos hasta que llegamos a nuestro destino. En esta zona hay muchos puentes del viento y de la lluevia, que le dan al paisaje un toque mágico.
Estas eran las vistas desde nuestra habitación.
Un lugar donde se respiraba tranquilidad y silencio
13 de agosto: Guilin
Seguimos nuestro camino al día siguiente hacia las terrazas de arroz. En una de las paradas nos encontramos con una mujer que había ganado un concurso de belleza, y allí estuvimos haciéndonos fotos...
Los paisajes seguían dejándonos con la boca abierta.

Visitamos las terrazas de arroz de Longsheng (Patrimonio de la Humanidad) y el pueblo Ping´An, etnias Yao y Zhuang. Hacía muchísimo calor, y fue bastante duro subir hasta el primer punto donde había un mirdor. Normalmente la gente que viaja con viajes organizados por agencias suben hasa el segundo punto, pero Bob nos llevó mucho más arriba, y pudimos caminar por entre las mismas terrazas. Sin gente. Fue un trekking precioso.
 
La ciudad de Guilin la vimos por la tarde noche. Una ciudad bastante normal . La gente visita la Trompa del Elefante, una formación rocosa enel mar, que se asemeja a la cadeza del paquidermo. Pero cuando llegamos ya era demasiado tarde y había oscurecido, así que apenas se veía.
14 de agosto: Yangshuo
Lo más bonito de esa zona para mí fue el paseo en barca de bambú por el río Li. Las montañas verdes y cubiertas de vegetación parecen de plastilina con sus formas redondeadas por la erosión. Y el agua es completamente verde debido al reflejo de las plantas. En estos parajes se rodó la película El velo pintado.
También hicimos un par de horas de trekking por la orilla del río antes de llegar al punto donde nos esperaban las barcas.
El hotel de Yangshuo estaba en el centro del pueblo. Un pueblo muy bonito, pero lleno lleno de turistas occidentales que van a visitar el río Li. Es un punto muy conocido en los viajes al sur.
El calor era absolutamente agobiante debido a la humedad. Además el tiempo estaba lluvioso, y no era demasiado agradable. De todas maneras, dimos un paseo por las calles y nos acercamos hasta la orilla del río.
Por la noche decidimos acudir a un espectáculo que Bob nos propuso: Impressions. Algo espectacular. El escenario era el propio río Li, rodeados por las montañas cársticas; y los actores, más de 600, campesinos de la zona, acompañados en ocasiones por búfalos de agua y cormoranes. Todo estaba dirigido por el famoso director de cine chino Zhang Yi Mou (La linterna Roja), que organizó también el espectáculo de apertura de los Juegos Olímpicos de Pekin.
Hay dos shows por noche. 
Uno de los momentos más bonitos es cuando aparecen 200 niñas de la minoría Zhuang, vestidas en trajes plateados cantando.
Y con el fin del show se acababa también nuestro viaje a China. Lleno de momentos inovidables y paisajes y personas que se quedaran guardadas en nuestra memoria para siempre. Al día siguiente nos tocaba madrugar de nuevo para coger el vuelo que nos llevaría a pasar la última semana de las vacaciones de verano en otro país: Malasia nos esperaba.










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