Jordania, el reino Hashemita, está íntimamente ligado a la historia, ofreciendo numerosas muestras de alguna de las civilizaciones más importantes del mundo antiguo, los nabateos, los romanos... Es un punto estratégico entre Asia, África y Europa. El país está gobernado por el Rey Abdullah II desde 1999. El pueblo jordano, hospitalario, generoso y acogedor con sus visitantes, formado por unos 6.5 millones de habitantes, es una mezcla de etnias y religiones, aunque predomine con diferencia la musulmana, que viven en paz y armonía, que hacen de este, uno de los países árabes más estables y tranquilos en Oriente Medio.
La lengua oficial es el árabe, aunque el inglés es de uso común. Entre los platos tradicionales destacan el hummus (una especie de puré de garbanzos) y el mansaf (cordero cocinado con hierbas aromáticas y yogur). Y no se puede uno ir del país sin haber probado su delicioso té o el café árabe, hecho a fuego de hoguera en el desierto.
La moneda oficial es el dinar jordano, JD (equivalente casi al euro), que se divide en 1000 fils o 100 piastras.
Es necesario un visado para entrar al país (cuesta 20 JD). Se puede solicitar directamente en el aeropuerto al llegar.
Cuando organizamos este viaje íbamos con un poco de recelo, con cierto temor hacia la situación que nos pudiéramos encontrar allí. Es cierto que es un país muy seguro, pero siempre te queda esa cosilla. Sin embargo, nada más llegar notamos la sincera acogida de sus gentes.
Contratamos el viaje con la agencia viaje-jordania.com, a través de internet. Funcionan de maravilla, igual que la agencia con la que trabajan en Jordania, Jordan Experience.
22 de diciembre
Salimos de Barcelona en el vuelo JR 108, con Royal Jordanian, a las 15.20h. Tras un trayecto de 4 horas muy tranquilo, llegamos a nuestro destino.
Aterrizamos en Amman (QAIA) antes de hora. Nada más llegar al aeropuerto ya nos estaba esperando un chico, antes incluso de recoger las maletas. Él nos ayudó a cambiar el dinero justo para hacer los visados y nos acompañó en todo momento, sin tener que esperar colas. La verdad es que tampoco venían muchos turistas en nuestro vuelo.
Al salir nos esperaba un coche que nos llevaría directamente al hotel. Durante el trayecto, Mustafá nos entregó toda la información y el recorrido del viaje. El aeropuerto (Queen Alia International Airport) está a unos 32 km de la capital, así que no tardamos demasiado en llegar a nuestro hotel, el Marriot Amman, que debido a las fechas, tenía una decoración navideña realmente preciosa.
Las casitas estaban hechas de galletas y dulces
Nuestra habitación era amplia y acogedora.
23 de diciembre
Toca empezar a madrugar. En Amman amanece bastante antes que en España, así que hay que aprovechar la luz del día. Nos levantamos a las 6.30 para desayunar tranquilamente y estar listos para ser puntuales a las 8.15h. Nuestro guía, Loai, nos estaba esperando en la recepción del hotel a la hora acordada. Es un chico encantador, que durante los días que nos acompañó, nos explicaría muchísimas cosas, no solo sobre los lugares que visitábamos, sino sobre las costumbres y tradiciones musulmanas.
El planning del día: Amman - Madaba - Monte Nebo - Al Kerak - Little Petra - Petra.
Tras dejar el hotel en una van con otras dos parejas, Sole y Ion de Donosti, y Mª Jesús y Jose Luis de Madrid, pusimos rumbo a Madaba (مادبا) , a unos 35 km al suroeste de Amman, para visitar la iglesia ortodoxa griega de San Jorge, donde se encuentra, en el suelo, el famoso mosaico de Tierra Santa, Jerusalén y el Delta del Nilo, que data del siglo VI.
Loai nos explicó el mapa en un póster que hay en el exterior de la iglesia, antes de pasar a ver el original.
Tras salir de la iglesia nos fuimos hacia el Monte Nebo (جبل نيبو, Jabal Nibu), a unos 45 minutos de Madaba. Es el punto desde el cual Moisés divisó la Tierra Prometida.
Desde aquí, en un día despejado, se divisa el territorio palestino, el Monte de los Olivos, el río Jordán. No se aprecia bien en la foto, porque a pesar del sol, también había bastante neblina. Una lástima.
Madaba es conocida también como la tierra de los mosaicos, y no podíamos irnos sin visitar un lugar donde se dedican a trabajar con las piedras de colores.
¡Este es un trabajo para ejercitar la paciencia! Todo estaba hecho con piedras en miniatura...
Hoy en día se hacen mosaicos en fábricas, que salen más baratos, pero aún hay personas que trabajan de manera artesanal y tradicional.
Aquí os dejo un vídeo donde se explica el proceso tradicional.
Tras dejar la tienda taller, nos dirigimos hacia Al-Kerak, para visitar el castillo de los cruzados.
Es uno de los tres más grandes de la región, y aunque el estado de conservación no es de lo mejor, vale la pena pasearse por el interior del comedor, la cocina y los pasillos que están desenterrados. Aún quedan un par de pisos bajo la arena. Solo se pueden visitar el tercer y cuarto piso.
Desde lo alto de la colina hay unas vistas preciosas.
De camino a Petra, donde haremos las dos siguientes noches, aún nos da tiempo a visitar la pequeña Petra. Se nos recomienda verla antes que la maravilla del mundo, para que la apreciemos mejor, porque una vez vista la grande, la pequeña nos puede saber a poco. Pero antes hacemos una parada para comer alguna cosa.
Nos dicen que por 10 dinares podemos comer. Nos dan a elegir entre un plato hecho a base de pollo y arroz y otro con cordero. Una vez que escogemos, de repente empezan a llegar platos a la mesa...??? Se ve, que además los entrantes ya están incluidos. Hay una gran variedad de platos árabes. Probamos el famoso hummus, una especie de crema o puré a base de garbanzos. Está muy rico. Además una ensalada árabe, a base de verduritas, otro plato picante y uno hecho a base de berenjenas que también está muy bueno.
Después de la parada, continuamos hacia la Pequeña Petra (البتراء الصغيرة, Siq al-Barid). Está muy cerca de Wadi Musa (unos 15 minutos), el pueblo al que más tarde iremos a dormir, y desde el que se accede a Petra. Ya comienza a bajar el sol cuando llegamos. Nos quedamos encantados. Es un lugar muy peculiar; la entrada es gratuita y no hay turistas. Lo tenemos para nosotros solos. Simplemente unos cuantas personas cierran ya unos tenderetes de recuerdos.
La luz es preciosa y va iluminando los resquicios entre las rocas.
Caminamos y nos vamos colando en las numerosas habitaciones y edificaciones que vamos encontrando.
Al igual que en Petra, destaca por los edificios excavados en la roca. Quizás el edificio que más llama la atención es el Triclinio (en la foto), del siglo I d.C., en el que aún se pueden observar algunos restos de frescos con figuras mitológicas.
Para construir estas edificaciones, los nabateos las comenzaban desde la parte superior, por lo que tallaban en la roca las escaleras que les daban acceso a la parte alta de las mismas, desde donde comenzaban a trabajar en sentido descendente. Puedo asegurar que subir era mucho más fácil que bajar. La inclinación de las mismas era casi vertical! ¡Qué vértigo!
La pequeña Petra se encuentra situada entre dos desfiladeros.
El paisaje al atardecer es increíble, y los colores rojizos y ocres van cambiando a medida que el sol se mueve.
Las rocas nos irán sorprendiendo en más de una ocasión con formas caprichosas.
Llegamos a nuetro hotel al anochecer. Nos hospedamos en el Marriot Petra. De nuevo, como en el hotel de Amman, de la misma cadena, las habitaciones son amplias y acogedoras, y el personal encantador. Está en lo alto de la montaña, lo cual tiene sus ventajas e inconvenientes.
Como ventaja, las vistas de las montañas de Petra desde la terraza; como inconveniente, queda algo alejado del pueblo. Nosotros no bajamos al pueblo; nos quedamos descansando. Nuestro conductor, tan amable como siempre, se ofreció a irnos a buscar y bajarnos, pero nos sabía mal, así que tampoco estuvo de más compartir un buen rato en el café charlando con los camareros.
24 de diciembre
Esta iba a ser una Nochebuena muy especial. Dedicamos el día entero a Petra (البتراء), la ciudad rosa, reino de los nabateos, maravilla del mundo, lugar de reposo de las caravanas de dromedarios que atravesaban el desierto y se detenían a descansar.
Aúna la espectacular mano del hombre y de la naturaleza de la misma manera. Sentir la huella del tiempo tan viva, pasear por el estrecho desfiladero por el que cruzaron antiguamente las caravanas de comerciantes y mercaderes, que protegía la ciudad de las invasiones, es realizar un viaje a un tiempo pasado que se mantiene vivo.
Al llegar no hay apenas gente. Loai nos reparte los tickets y entramos! Hay tres tipos de entradas; de un día (50 JD), de dos días (55 JD) y de un día para las personas que no se quedan a dormir en Jordania, que normalmente acceden desde Israel, el país vecino (90 JD). ¿Un poco cara? Pues sí, pero ¿vale la pena? ¡Absolutamente!
El horario es de 6h a 18h en verano y de 6h a 17h en invierno. Vamos a caballo desde la entrada al recinto hasta el inicio del desfiladero. Antiguamente se podía llegar hasta la Fachada del Tesoro, pero ahora solo se accede caminando.
Los chiquillos te ofrecen tiras de postales por un dinar cuando entras.
Loai nos explica que los nabateos representaban la figura de los dioses mediante estas piedras cúbicas talladas en la roca; en algunos de ellos se pueden distinguir ojos y nariz. Se denominan betilos, y según la tradición encerraban los espíritus de los dioses.
Uno de los más importantes era el dios Dusharah.
El desfiladero del Siq, que en algunos puntos no supera los 3 metros de ancho, es la puerta de acceso a la ciudad. Por él discurría un río, hoy inexistente, pero en ocasiones el antiguo cauce se vuelve a llenar de agua si hay tormentas muy lluviosas.
Las paredes, de una altura entre 80 y 100m de altura, formadas por arenisca de diversos colores, dependiendo de los minerales que las forman, te envuelven entre colores: rojo, amarillo, azul, gris, negro,ocre,...
Y las rocas siguen siendo caprichosas...
A lo largo del camino, vemos tallados lo canales que utilizaban para abastecer de agua la ciudad.
Y se suceden los bajorrelieves de caravanas de dromedarios y mercaderes
Ya llevamos un ratito caminando por el Siq cuando Loai nos dice que a partir de ese punto, por tradición, y si no tenemos inconveniente religioso, debemos agachar las cabezas en señal de respeto a los dioses. Caminaremos un tramo y luego, antes de levantar las cabezas, esperaremos unos 30 segundos... Comenzamos a sospechar que la sorpresa está cerca. Seguimos sus indicaciones y cuando nos avisa, elevamos poco a poco la vista. Allí está... Por fin, Al-Khazneh, la Fachada del Tesoro. Sin palabras.
Es como estar en un lugar de cuento, maravilloso; un lugar que tantas veces habíamos soñado visitar. Uno se queda embobado. Es imponente.
Es el edificio más conocido de toda la ciudad. Seguramente el más fotografíado, con razón, no solo por su ubicación, sino por las diferentes tonalidades rosadas que alcanza la piedra, dependiendo de la luz del día.
Según la tradición, se creía que un faraón había ocultado un tesoro en la urna que corona el cuerpo central del edificio. A esto se deben los numerosos disparos que se pueden observar.
Los beduinos, conocedores de la historia, intentaron quebrarla para apoderarse del tesoro. El mismísimo Indiana Jones vivió una de sus aventuras en este lugar!
A las puertas de la fachada hay un soldado y algún policía siempre, porque ahora está prohibido entrar. Hace años se visitaba, pero actualmente solo se puede contemplar el exterior del edificio.
El chico es muy simpático, y se ofrece incansablemente a hacerse fotos con quien se lo pide. De nuevo un gran gesto de amabilidad y paciencia jordanos.
Y puestos a investigar, allá fuimos a meternos entre las rocas. Estas tumbas están en frente del teatro, y los colores naturales de las piedras son increíbles. Parece que alguien se ha dedicado a hacer frescos...
Otro grupo de edificios que no hay que dejar de visitar son las tumbas reales, Al-Khubthah, construido para acoger a una familia real nabatea. Hay que caminar unos 20 minutos para encontrarlas.
Resultan espectaculares, sobre todo, desde la avenida de las columnas. Están compuestas por la tumba de la Urna, la de la Seda, la tumba Corintia, la del Palacio y la de Sextus Florentinus.
Aquí las huellas que se ven son divertidas...
Un descansito antes de continuar subiendo los 850 escalones que nos llevarán a lo alto de la montaña, para encontrar el Monasterio.
Existe la opción de subir a burro, por unos 5 dinares!! Si, sí, a burro, que además tienen unos nombres divertidísimos. Nosotros conocimos al burro Michael Jackson y a Sarkozy... Sin comentarios. Optamos por subir a pie, porque no nos acabábamos de fiar de los animalillos, aunque corrían que se las pelaban...
Un poco más arriba aún las vistas eran espectaculares... de nuevo.
De regreso a nuestro hotel, Marriot Petra, a descansar de la caminata.
La cena de Nochebuena fue muy especial. En el hotel nos tenían preparados platos y dulces navideños; todo un detalle. También pasamos un buen rato charlando con un hombre de Hong Kong que al día siguiente visitaba Petra. Para hacer una visita virtual de 360º entrad aquí.
25 de diciembre
El día de Navidad fue uno de los que más disfruté, si no el que más. Tocaba llegar a Wadi Rum a lo largo de la carretera del desierto. Allí los paisajes son espectaculares. Al llegar al centro de visitantes nos esperaba un todoterreno 4x4. Ataviada con el pañuelo jordano, ¡cómo no! nos adentramos entre las dunas y fue divertidísimo.
Hicimos tres paradas durante el día. La primera, junto a un minicampamento de dromedarios, para ver unas inscripciones de dibujos prehistóricos en la roca.
Y por supuesto no iba a irme de allí sin montarme en dromedario. Al principio tenía miedo de que al subir o bajar pudiera darme el gran trompazo del siglo, pero la verdad es que es mucho más fácil de lo que parece. Las sillas son muy cómodas; se va la mar de bien.
Y me supo a poco. Cuando ya le cogía el gustillo y llevaba el bicho sola, se acabó el paseo... sniff sniff
La siguiente parada fue en una duna muy alta, desde la que había unas rocas preciosas. Lo peor fue subir, pero la bajada fue genial. Eso sí, acabé de arena hasta la coronilla.
La tercera parada fue la mejor. Nos detuvimos en un campamento beduino a tomar café árabe y té. Hecho a fuego de hoguera... uuuhhhmmmm delicioso!!
Y Loai me dio una sorpresa!! ¡¡Vestirme de beduina!!
Después de un momento inolvidable dejamos el campamento y el desierto que enamoró a Lawrence de Arabia... para ir, al día siguiente, hacia el punto más bajo de la Tierra: el Mar Muerto (البحر الميت). Pero antes nos quedaba despedirnos de Loai, de Ion y Sole, la pareja de Donosti y el regreso hacia Amman, donde pasaríamos las 4 últimas noches del viaje.
26 de diciembre
Cuando salimos de Amman pensamos que no íbamos a poder más que darnos un paseo por la playa, porque hacía un frío que pelaba, el día estaba totalmente cubierto y la niebla lo invadía todo. Pero a medida que nos íbamos acercando a la costa, el tiempo comenzó a cambiar y apareció el sol, primero tímidamente y al final con toda su fuerza. Y tuvimos un día espléndido.
Al llegar a la playa fuimos a pedir una llave para las taquillas. Hay unos vestuarios donde te puedes cambiar y dar un ducha, eso sí, de agua congelada!!
El recinto es muy bonito, con palmeras, una piscina y una terraza donde se puede tomar algo. También hay un restaurante y una tienda con productos del Mar Muerto, muy buenos para la piel.
La cantidad de sal es once veces superior a la del océano, y por eso resulta tan fácil flotar. Cuando entras al agua, hay que ir con cuidado, ya que en la orilla se acumulan grandes cantidades de rocas de sal, que cortan los pies si te descuidas un poco. Una vez dentro, la arena es muy suave y fina.
Y allí pasamos un rato divertidísimo!! La sensación es única. Nada más que entras al agua ya flotas como un pececillo incluso en la orilla!! jajajajaja.
Cuando nos cansamos de estar en el agua y después de darnos una ducha y cambiaros, nos quedamos en la terraza de la piscina tomando algo. Nos acompañó Mohammad, y pasamos un rato estupendo en su compañía.
Nos fuimos de allí sobre las dos de la tarde, de vuelta a Amman. La pareja de Madrid que nos acompañaban, Mª Jesús y Jose Luis, querían entrar en un baño turco.
Mohammed los llevó a uno del centro de la capital y nosotros nos fuimos con él a comer kebab. Al llegar al hotel, aún era temprano, así que nos fuimos a dar una vuelta por los alrededores. Cerca hay una zona de cafés y restaurantes. Mi favorito, el café Layali Al-Omr.
27 de diciembre
Este día nos vino a recoger Sufian, un nuevo guía, un señor muy agradable que había sido anteriormente profesor de historia, y que vivía cada una de las explicaciones que nos daba.
El planning del día era ir primero al punto más alejado de Amman e ir acercándonos a la capital, después de dar un paseo por un par de lugares de interés de la ciudad. Así pues, comenzamos visitando la parte más antigua de la misma.
La primera visita fue a Jabal Al-Qal´a o Colina de la Ciudadela. Ha estado habitada desde tiempo de la Edad del Bronce Antiguo, momento a partir del cual se fortificó en varias ocasiones. Muestra de ello son las sólidas murallas pertenecientes a la Edad del Bronce Medio. La mayoría de lo que podemos contemplar hoy en día son ruinas romanas, bizantinas y omeyas que dan fe de lo que una vez existió allí.
La cúpula interior de la sala del vestíbulo palacio del gobernador, reconstruida en madera, es obra de un grupo de españoles. En palabras del propio Sufian, los españoles sabemos más de construcción árabe que ellos mismos. Curioso.
Hay numerosos restos del templo romano dedicado a Hércules, del que se han ido retirando piedras para ser reutilizadas en otras construcciones.
Desde la Ciudadela se contemplan las casas apiñadas del centro originario de Amman.
Al terminar de ver un pequeño museo con restos de numerosas piezas encontradas entre las ruinas, nos dirigimos hacia el siguiente punto de interés, el Teatro Romano. Os dejo una foto de internet para que veáis lo grande que es.
Tenía un aforo de 6.000 personas. En 1948, el teatro y las viejas tumbas dispuestas por toda la colina sirvieron de primer refugio para algo más de 50.000 palestinos que huían de sus hogares dentro de lo que, posteriormente, se convertiría en Israel. En dos semanas, la población de Ammán prácticamente se duplicó.
Cuesta un poco subir tanto escalón, pero vale la pena para tener una perspectiva desde la última grada.
Dentro del teatro se puede visitar el museo del folclore, donde se exponen diferentes trajes tradicionales, joyas y otros objetos.
Me quedaría con más de una de esas pulseras, porque había algunas preciosas.
Al terminar la visita al teatro cogimos carretera y pusimos rumbo al norte. El trayecto sería de una hora y algo. Durante el viaje estuvimos de lo más entretenido, porque Sufian, tras pasar cerca del campamento palestino más grande de Jordania, cerca de Amman (300.000 personas), nos explicó al detalle todo el conflicto Palestino; lo escuchamos desde la perspectiva árabe. Una verdadera lástima toda esa gente desplazada de sus hogares... Es injusto...
Siguiente parada: el castillo de Ajlun (Qala'at Ajlun,عجلون )
Vinimos aquí para ver la fortaleza, construida por un sobrino de Saladino, el gran gobernante musulmán, para protegerse de las cruzadas, proteger las minas de hierro de la región y las comunicaciones entre Jordania y Siria.
Recorrimos las diferentes habitaciones y paseamos por sus pasillos y torres.
Las vistas desde lo alto son preciosas.
A continuación nos dirigimos a Jerash,جرش.Hoy en día hay solo una pequeña parte al descubierto de lo que se cree se encuentra enterrado de la ciudad.
La variedad de edificios, su elegancia, los colores de la piedra... han hecho de este, a pesar de quedar en un segundo plano por la importancia de Petra, un lugar de obligada visita en Jordania. Con razón es conocida como la Pompeya del Este. Se entra allí, por la imponente puerta de Adriano y ya se comienza a intuir lo que te espera: encontrar una antigua ciudad romana fácilmente imaginable. Con los templos, el cardo máximo, los teatros, el hipódromo...
La variedad de edificios, su elegancia, los colores de la piedra... han hecho de este, a pesar de quedar en un segundo plano por la importancia de Petra, un lugar de obligada visita en Jordania. Con razón es conocida como la Pompeya del Este. Se entra allí, por la imponente puerta de Adriano y ya se comienza a intuir lo que te espera: encontrar una antigua ciudad romana fácilmente imaginable. Con los templos, el cardo máximo, los teatros, el hipódromo...
El hipódromo de Jerash se remonta a los siglos II y III d.C. y tenía capacidad para 15.000 espectadores. Por sus dimensiones (254 metros de largo por 51 de ancho) se trata del edificio más grande de la ciudad.
En él se recrean dos veces al día, en temporada alta, las carreras de cuádrigas y carros. Cuando nosotros entramos, había un hombre vestido de romano por si te querías hacer una foto con él. Que, por cierto, no se cómo no se moría de frío...
El Festival de Jordania, en el que se reúnen magníficos artistas de todo el mundo, y que durante muchos años se celebraba exclusivamente en Jerash, lo hace hoy en día, por expreso deseo de la familia real, en otros puntos del país, como Amman (Ciudadela y Zara Centre) y a orillas del Mar Muerto (King Hussein Convention Centre).
La Plaza Oval está en perfecto estado de conservación.
El templo de Artemisa es uno de los edificios más conocidos de Jerash. El conjunto de columnas que aún se conservan de manera espectcular, nos deja un recuerdo asombroso.
Sufian se acercó a una de ellas, colocó una cuchara en un agujero de la base y comenzó a empujar. Entonces la cuchara comenzó a moverse: la columna oscilaba. Luego nos pidió que pusiéramos la mano en el lugar de la cuchara. Yo no estaba muy convencida, porque pensaba que igual que se me iban a quedar los dedos aplastados, pero bueno, allá fuimos. Y notamos perfectamente el balanceo de la misma.
Un sistema antisísmico, a base de dar determinadas formas a las piedras de la base, que ha hecho posible que las columnas se mantengan erguidas a través de los años.
En uno de los teatros pasamos un buen rato. Nos encontramos a unos músicos militares jubilados, que tocaban la gaita y bailaban de aquí para allá.
Una vez terminados de ver el resto de edificios y pasear un rato, nos dirigimos de vuelta a Amman. Como no era demasiado tarde, salimos a buscar algún que otro recuerdo, por una zona de tiendas cercana al hotel.
Allí fuimos a dar con unos personajes muy divertidos. Encontramos un bazar de recuerdos árabes, bastante pequeño en un principio, pero que tenía una especie de trastienda llenísima de cosas, donde un chico tocaba una especie de guitarra y cantaba en compañía de otro.
Le pregunté si podía hacerle una foto y grabar un pequeño vídeo, e inmediatamente todos se colocaron para la ocasión.
Ese día lo terminamos paseando por las calles de Amman.
28 de diciembre
Día libre o día de los taxis... Y encima era el día de los inocentes. Tiene guasa la cosa... Salimos del hotel sobre las nueve de la mañana, para dirigirnos de nuevo a la zona del teatro y la parte vieja.
Nos habían dicho que en taxi, con taxímetro sería entre un dinar y medio o dos. El primer taxi que cogimos no ponía el taxímetro y nos quería cobrar cinco dinares; esto de tener cara de guiri no va muy bien. Así que nos bajamos. El siguiente no entendía ni papa...
Subidos al coche con el mapa en la mano y nada. Otra vez a cambiar de taxi. El tercero tenía taxímetro pero nos dijo que no lo ponía, que nos cobraba cinco dinares, cuando nos bajábamos ya nos decía que solo tres... ¡¡Dale que te pego!! Vuelta a bajar.
Al final un chico palestino nos llevó hasta nuestro destino con el taxímetro, como tiene que ser, por un 1,70 JD. Y encima resultó ser seguidor total del Real Madrid, con lo que se pasó el viaje charlando con Carlos muerto de la risa, porque Messi no le gustaba ni un pelo. Nos explicó cositas de la ciudad a medida que íbamos llegando al centro.
Una vez allí no quedaba más que callejear. Los puestecitos de alfombras, especias, té y comida... están por todas partes. Anduvimos recorriendo la avenida principal, observando los diferentes tipos de tiendas, con rótulos muy curiosos.
Había una especie de mercadillo callejero, no sé si cada día será igual, de un montón de cosas de segunda mano; bastante viejas muchas de ellas, la verdad. Los muebles se apilaban junto a la carretera y había que abrirse paso entre la ropas y otros cachibaches.
Cansados de pulular sin rumbo, decidimos ir a ver un poco de la parte más moderna de la ciudad, y pusimos rumbo al centro comercial Mecca Mall (مكة مول). Es uno de los centros comerciales más grandes de Amman.
Allí hicimos algunas compras y nos fuimos de nuevo a la zona del hotel con el taxista más divertido de todo el día. Era del sur de Jordania y nos estuvo explicando que cantaba y tocaba un instrumento tradicional de una sola cuerda. No me acuerdo del nombre en árabe (evidente), pero en cuanto al canto, para muestra, un botón:
Le pedimos que nos llevara a la zona del Café Layali Al-Omr de nuevo, nuestro favorito. No podíamos irnos de Amman sin haber fumado arguile. Escogimos el de manzana por votación popular. Y nos trajimos uno pequeñito para casa, para recordar buenos momentos...
Y con eso terminaba nuestro viaje por tierras jordanas, al día siguiente cogíamos el avión de vuelta a Barcelona... Pero este ha sido uno de los más especiales que he hecho, y me llevo inolvidables recuerdos.
Continuará...
7 comentarios:
Qué pasada de viaje!!!. Me recuerda mucho al que hicimos en Egipto, tiene muchas similitudes.
Por cierto Mónica, me hubiera encantado verte subida en uno de esos burros. Tal vez el Jackson se hubiera puesto a bailar y todo, jejeje!!!.
Un besote enorme y ánimo que te está quedando de maravilla!!!.
Hola Mónica! Vaya pedazo de viaje ! Y que forma más genial de pasar la navidad!
Tengo muchísimas ganas de conocer Jordania, y al leerte me has hecho coger más. Y tengo también muchas ganas de flotar en el Mar Muerto;)
Un beso!
Me encanta el relato.
¿Los guias eran de habla hispana?
Hola! muchas gracias por visitar mi blog!! Los guías hablan español perfectamente, y además ¡son estupendos!
un saludo
Ayer hice la reserva con ellos.
Aventura Jordana, espero que sea una buena ruta.
Un saludo.
Hola jchg, hiciste la reserva con viaje-jordania.com o con jordan experience directamente?
Jordan experience no me contestaban, y los hive con http://www.viaje-jordania.com/index.asp
¿Hay algun problema con ellos?
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