Nos gusta aprovechar cada oportunidad que tenemos para conocer nuevos destinos. En el puente de diciembre de 2006 pasamos 4 días en Dublín, o como se diría en gaélico Baile Átha Cliath. El nombre en inglés procede de dos palabras también gaélicas Dubh Linn, que significan laguna negra.
Nos hospedamos en el hotel Charleville Lodge, una casa de estilo victoriano, situada no muy céntrica, pero que nos dio la oportunidad de conocer un poco los alrededores de Dublín, y no solo la zona más transitada. Tiene una parada de bus justo delante, por lo que los días que estábamos cansados podíamos dejar la caminata para otro momento. De lo más bonito del hotel era el salón, que por la época del año lo tenían decorado con un árbol de Navidad muy grande en el salón de chimenea. Un lugar realmente acogedor.
La ciudad no es demasiado grande, lo que la convierte en un lugar ideal para ser visitado en 4 o 5 días con toda tranquilidad. En Dublín se respira un aire de nostalgia tristona que viene acentuado por las actuaciones de música celta tradicional en cada rincón de la capital.
El centro de la ciudad es la calle O'Connell, en la que resaltan The Spire, una aguja gigantesca en el lugar donde anteriormente se hallaba una columna dedicada a Nelson, que no es muy del agrado de los dublineses, por cierto; y la General Post Office, el edificio que sirvió de sede a los rebeldes del Easter Rising de 1916 y desde donde se proclamó la independencia del pueblo irlandés. En las columnas aún se pueden ver las marcas de las balas del conflicto.
Una curiosidad: encontramos una tienda del Sinn Féin (Nosotros mismos) y entramos a cotillear...
Una de las zonas que más nos gustó fue la del Temple Bar. Lleno de pubs con música en directo, tiene un encanto muy especial.
¡¡¡Ay Ay Ay!!! ¡¡¡Esa Guinnes!!!
y paseamos junto a Halfpenny Bridge en el río Liffey.
Una de las cosas que más nos impactó fueron las esculturas en recuerdo de la gran hambruna; las personas que ceden dinero a una organización para ayudar a los niños sin familia tienen en el suelo una placa en recuerdo de su colaboración con el nombre de su familia. Realmente era impactante el rostro y la delgadez de las figuras.
y nos encontramos con algunos famosos...
El señor Oscar Wild |
Mr. James Joyce |
El castillo con sus soldaditos...
Y en honor al patrón de los irlandeses la catedral de Saint Patrick, un edificio precioso.
Dublín en nosotros una sensación diferente a la de otros muchos lugares. Nos fuimos con cierta melancolía y recordamos con cariño ese aire tristón que parecía envolver sus calles.
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