Comienzo del viaje: verano del 2006. Destino: ITALIA; recorrido por algunas de las ciudades más importantes del país.
Desde Barcelona volamos hasta Roma y aterrizamos en el aeropuerto de Fiumicino, donde nos esperaba un guía que nos trasladaría al hotel Pace Helvezia, muy cerca de la Piazza Venezia. Durante cuatro días recorreríamos la ciudad de arriba a abajo! Nos encanta callejear...
No sabíamos por dónde comenzar, así que decidimos pensar un poco y establecer un recorrido bien organizado. La primera visita que queríamos realizar era a la Fontana di Trevi, a lanzar la moneda para tener la oportunidad, si como dicen se cumple, de volver a pisar en el futuro las calles de Roma.
Más tarde decidimos parar a comer en otra de las numerosas y bellas plazas que salpican la ciudad: la Piazza Navona. Escogimos una terraza de un restaurante con sombrita, muy necesaria, y pasamos un buen rato degustando su exquisita pasta, ¡cómo no!
Al día siguiente madrugamos para pasar toda la mañana en Vaticano. Yo tenía muchas ganas de ir. Hicimos una cola enorme para entrar al Museo Vaticano, pero finalmente mereció la pena. Os dejo algunas imágenes del momento:
Y continuamos visitando grandes obras de arte y bonitos rincones: el Panteon de Agripa o la Boca de la verdad.
Cuenta la leyenda que la boca mordía la mano de la persona que no decia la verdad.
Esta mascara de piedra está dedicada a Neptuno, representado con una larga melena y barba.
Se puede visitar en la iglesia de Santa María de Cosmedin, donde fue trasladada en el siglo XVII.
Seguimos de paseo por la ciudad. Próximos puntos de interés, en la gran Roma Antigua. Sin duda teníamos entre nuestros favoritos el Coliseo, que en sus momentos de máxima actividad nadie lo conocía con ese nombre, sino como el teatro Flavio.
Esta mascara de piedra está dedicada a Neptuno, representado con una larga melena y barba.
Se puede visitar en la iglesia de Santa María de Cosmedin, donde fue trasladada en el siglo XVII.
Seguimos de paseo por la ciudad. Próximos puntos de interés, en la gran Roma Antigua. Sin duda teníamos entre nuestros favoritos el Coliseo, que en sus momentos de máxima actividad nadie lo conocía con ese nombre, sino como el teatro Flavio.
También visitamos el lugar donde en su día se encontró el Circo Máximo, aunque ya solo queda un descampado de forma oval donde se celebran actuaciones y otros eventos.
Después de cuatro días caminando sin parar por toda la cuidad decidimos hacer un par de excursiones; la primera hacia la zona sur del país, tomando como punto de destino la isla de Capri. Nos levantamos muy temprano porque el autobús salía a las 6 de la mañana rumbo a Nápoles. Después de unas cuantas horas de viaje llegamos al puerto, donde tomamos un barco que nos acercó a la isla.
Es un lugar precioso, aunque demasiado lleno de turistas... Eso no me gustó nada, pero las vistas eran espectaculares a medida que íbamos subiendo por una carretera, que por cierto, quiero más no recordar!!
El pueblo es de lo más pintoresco, con calles adoquinadas y todo lleno de flores.
La otra excursión que decidimos hacer fue a dos localidades más: una Orvieto, en la región de Umbria y la otra a Asís, en la Toscana.
De nuevo tocaba madrugar. Subimos al autocar bien temprano y a media mañana llegamos al primer pueblo. Para acceder, montamos en funicular. Desayunamos allí, y nos dejaron un rato para dar una vuelta por el pueblo. Lo mejor la catedral, pero no tuvimos tiempo de entrar en el entramado de galerías subterráneas que recorren el pueblo.
Y llegamos a Asís. Un pueblo maravilloso; una preciosidad. Todas las calles de piedra, como si estuviésemos en época medieval, lleno de iglesias y antiguos edificios. Como anécdota, una tormenta con unos truenos que retumbaban entre las callejuelas como si el puebo se fuese a derrumbar en cualquier momento...
Nos dirigimos entonces hacia mi ciudad favorita: FLORENCIA. Nos dirigimos en tren desde la estación de Termini, en Roma. Tras unas cuatro o cinco horas, llegamos a la capital de la Toscana. Nos instalamos en el hotel Fenice Palace y tras dejar las maletas sin deshacer salimos a descubrir la ciudad. ¿Por dónde comenzar? Al Duomo! Enorme cola, por lo que no entramos y comenzamos a callejear. Vamos hasta el río para ver el Ponte Vecchio, un lugar encantador.
También visitamos sus mercados y por supuesto no dejamos de acariciar al Porcellino, para poder volver algún día también de nuevo a la ciudad.
Y un poco más de arte. Después de una cola interminable pudimos ver el David de Miguel Ángel en La Academia.
Desde Florencia decidimos hacer una excursión a Pisa, ¿cómo no? el pueblo es bastante pequeño, y todo el mundo se concentra en la zona de la catedral y la Torre. Hay que pedir cita previa para poder subir, ya que las visitas están muy limitadas.
Tras la visita a Pisa, nos dirigimos a Venecia, el viaje estaba llegando a su fin, pero teníamos muchas ganas de visitar esta ciudad, única en el mundo. Dejamos las maletas en nuestro hotel, Duodo Palace. Nos dieron una habitación preciosa, en una buhardilla con ventana el techo, y muy tranquila. Para encontrarlo las pasamos canutas, ya que estaba en un rincón de las numerosísimas callejuelas que forman el laberinto de edificios. Pero tras dar con el teatro La Fenice, todo fue más fácil. La gente de Venecia es realmente amable. Nos dieron las indicaciones perfectamente.
Visitamos la plaza de San Marcos.
Si hay algo típico en Venecia son las máscaras, así que pensamos que sería buena idea entrar en alguna de las tiendecitas artesanales que se encuentran por toda la ciudad.
El puente de los suspiros, El puente de Rialto, los canales... Todos lugares maravillosos.
Y con esto dimos por terminado el viaje. ¡Unos días maravillosos!
0 comentarios:
Publicar un comentario