África es un continente que a quien lo visita no lo deja indiferente. Habíamos oído hablar maravillas; siempre nos lo habían recomendado, pero pensando que quizás nos aburriría estar todo el día dentro de un coche buscando animales, se nos haría demasiado pesado, y lo habíamos ido postponiendo a otros destinos.
Pero esta vez nos pareció el viaje adecuado. Siempre intentamos que de un lugar a otro, de los destinos que escogemos para visitar, haya importantes cambios. Y después de visitar el continente asiático, es evidente que aquí nos encontraríamos una cultura totalmente nueva.
Sabíamos que nos tocaría madrugar y pasar largas horas en coche de un lugar a otro, así que para completar el viaje, decidimos pasar al final del mismo unos días de descanso en una isla del Índico: Mauricio.
Comenzamos el que para mí, ha sido el mejor viaje de todos los que he hecho hasta ahora.
ITINERARIO
27-julio: Barcelona- Nairobi
28-julio: Nairobi - Parque Nacional Aberdares
29-julio: Parque Nacional Aberdares - Lago Naivasha - Lago Nakuru
30-julio: Lago Nakuru - Maasai Mara
31-julio: Masaai Mara
01-agosto: Masaai Mara - Nairobi - Mauricio
27- julio-2010
Presentación aeropuerto de Barcelona, terminal 1, en el mostrador de KLM a las 15h. salida en el vuelo KL 1674 a las 17h con destino a Amsterdam. Duración aproximada del vuelo 2.20h. Conexión con el vuelo KL4141 (operado por Kenya Airways KW 0117) a las 20.40h con destino Nairobi.
28-julio-2010 Nairobi / Parque Aberdares
Llegada a las 06.15h (duración aprox. del vuelo 08.35h). Salida por carretera hacia las tierras altas de los Montes Aberdares. Almuerzo en el hotel base donde se deja el equipaje. Por la tarde, subida en vehículos especiales al Parque Nacional de Aberdares, con solo una bolsa de mano. Durante la noche, desde los diferentes miradores, podremos contemplar a unos metros de distancia a los animales que se aproximen a beber a la charca. Tendremos la oportunidad, con suerte, de observar elefantes, rinocerontes blancos, bongo (raro antílope nocturno con rayas negras y marrones) y otras especies.
29- julio-2010 Parque Aberdare / Lago Nakuru
Emprendemos viaje a través de las Thomson Falls, por el escarpado Gran Valle del Rift, hacia Lake Nakuru National Park. Ahí habitan algunas de las especies en peligro de extinción, como el rinoceronte blanco y el rinoceronte negro. También se puede avistar la jirafa Rothschild, entre otras especies más comunes como el leopardo o el león. En las orillas del lago abundan toda clase de aves acuáticas y, en particular, grandes concentraciones de flamencos rosas. Por la tarde safari fotográfico.
30-julio-2010 Lago Nakuru / Maasai Mara
Proseguimos por carretera haca Maasai Mara, porción keniana del mítico Parque Nacional de Serengeti, de Tanzania, que forma uno de los mayores ecosistemas naturales del planeta. Safari fotográfico en sus extensas llanuras, donde se produce una increíble explosión de vida. Las grandes manadas de hervíboros se alimentan en los fértiles pastos y ofrecen la base del extraordinario ciclo de la vida en África.
31- julio- 2010 Maasai Mara
Dia completo en mara, durante el cual tendremos la oportunidad de explorar en profundidad esta gran reserva. Durante el safari fotográfico se podrán observar elefantes, jirafas, manadas de leones, y cientos de impalas, topis y gacelas Thomson. Mara es el escenario anual de la migración de millones de ñus que se dirigen hacia las llanuras del Serengeti en busca de agua y pastos.
01-agosto-2010 Maasai Mara / Nairobi
Regreso por carretera a Nairobi. A la llegada, tiempo libre. Por la noche, cena en el restaurante "The Carnivore" con una amplia variedad de carnes a la brasa.
02-agosto- 2010
Dia libre
03-agosto-2010
Traslado al aeropuerto para salir en el vuelo MK 535 a las 12.50h con destino Mauricio.
Tras llegar al aeropuerto de Nairobi, Jomo Kenyatta, sobre las 06.15 de la mañana, tuvimos que esperar por una pareja que venía de Madrid (Alberto y Cristina), y a la que le habían extraviado las maletas... Recogimos a otra pareja en un hotel del centro, Sonia y Miguel, y pusimos rumbo al parque nacional de Aberdares. Quién nos iba a decir que Sonia y Miguel se convertirían en unos grandes amigos nuestros. Vivían también en Tarragona y congeniamos de maravilla desde el primer día.
Cerca de la población de Nyeri, se encontraba el hotel base, en el que dejaríamos la mayor parte del equipaje, ya que para entrar en Aberdares solo debíamos llevar equipaje de mano para pasar la noche. Allí comimos y descansamos un poco, para poner rumbo al parque nacional. Tuvimos la suerte de formar parte de un grupo de gente estupenda y muy divertida!!
A nuestro lodge llegamos al atardecer, cuando aún no había oscurecido. Quedamos impactados por el aspecto, a pesar de que ya habíamos visto fotos por internet. El Treetops es uno de los alojamientos más peculiares y con más encanto de los que hemos estado.
Al llegar recibimos instrucciones muy claras, que habíamos de respetar por nuestra propia seguridad. Bajo ningún concepto podíamos salir de la casa árbol. Nos encontrábamos en una reserva natural y los animales andan a sus anchas por doquier. Así que si no queríamos sufrir alguna sorpresa no deseada, ya sabíamos lo que teníamos que hacer.
Está situado delante de una laguna donde acuden los animales a refrescarse y a beber. La gracia del lugar es intentar ver el mayor número de fieras posibles. A nosotros nos faltaron los elefantes y los rinocerontes, que no debían de tener demasiada sed... Pero pudimos ver una manada de búfalos muy de cerca, ya que la parte inferior del edificio tiene una espécie de mirador a nivel del suelo, protegido por alambres y una sala desde la que puedes observar tranquilamente los animales. También vimos facóqueros ("pumbas" para los amigos), antílopes, mandriles, hienas...
Mientras duermes hay una especie de silbato o señal acústica que te avisa de cuándo llegan determinados animales a la charca por la noche. Dependiendo del número de veces que suena, indica un animal u otro. Siempre se refieren a los Big Five, los cinco grandes, que todo el mundo espera conseguir ver cuando haces un safari: el león, el elefante, el leopardo, el búfalo y el rinoceronte.
Mientras duermes hay una especie de silbato o señal acústica que te avisa de cuándo llegan determinados animales a la charca por la noche. Dependiendo del número de veces que suena, indica un animal u otro. Siempre se refieren a los Big Five, los cinco grandes, que todo el mundo espera conseguir ver cuando haces un safari: el león, el elefante, el leopardo, el búfalo y el rinoceronte.
Y allí estuvimos, ataviados con mantas, porque hacía un frío terrible, esperando ver el mayor número de bichos. Un poco más tarde, bajamos a la habitación a nivel de suelo.
También hay un par de terrazas en la parte alta, desde donde es más fácil ver cómo llegan los animales a la laguna.
Dentro de Treetops hay que andarse con cuidado de no dejarse la cabeza en cualquier esquina. Es un hotel árbol, y os puedo asegurar que nos quedó pero que muy claro!!
Las habitaciones eran muuuy pequeñitas, y no había lavabo dentro. Las duchas y los baños estaban en el pasillo. De hecho, la mayor parte del equipaje la dejamos en un hotel anterior al que nos llevaron a comer; y solo trajimos aquí lo necesario para pasar la noche.Por suerte teníamos mantaas para cubrirnos, porque con polares y todo hacía un frío de narices!!
Otra de las curiosidades que tiene este lugar es que una tarde de febrero de allá por el año 1952, una joven inglesa llamada Elizabeth entró al lodge siendo princesa y salió de él como la reina Elizabeth II, ya que su padre, el rey George VI, murió la misma noche que ella se alojaba en este lugar. De hecho, hay una habitación que lleva su nombre, y por los pasillos se pueden ver numerosas fotos y recortes de prensa de lo sucedido.
Todo estaba listo para cenar...
La noche muy tranquila. Estábamos tan cansados, que si sonó el silbato de avistamiento de animales, ni nos enteramos, la verdad...
Al día siguiente, después de tomar un café, volvimos al hotel base a recoger las maletas y desayunar en condiciones. De camino a Nakuru recogimos a Ana, una doctora que viajaba con sus dos hijos, Markel y Sara, de Donosti, con los que compartiríamos el resto del viaje. Ellos se habían hospedado en otro lodge en Aberdares, The Ark, si no recuerdo mal. Desde allí pusimos rumbo al oeste para llegar hasta nuestro siguiente parque, Nakuru. Pero antes haríamos una parada en Nyahururu, en la línea del Ecuador.
Un chico nos explicó la teoría del efecto Coriolis: cuando un objeto inicia un movimiento apuntando en una dirección en el Hemisferio Norte, sea cual sea esa dirección, la trayectoria real resulta curvada hacia la derecha respecto a la dirección inicial. Esto es debido a que la Tierra gira de Oeste a Este. Si cambiamos de hemisferio, el giro se realiza en el sentido opuesto.
Primero dejó una cerilla en agua en el Hemisferio Norte, y giraba en un sentido; caminamos cruzando la línea del Ecuador, hacia el Hemisferio Sur, y giraba en el otro. Luego se supone que estábamos sobre la línea del Ecuador, y la cerilla no giraba. La verdad es que se movía un poquito, pero bueno. Al menos fue curioso y divertido.
Compramos unos souvenirs en una tiendecita de carretera y seguimos hacia Nakuru a través del Gran valle del Rift, donde contemplamos unos paisajes espectaculares. Es la capital de esta provincia, y la tercera ciudad más poblada de Kenya.
Nuestro lodge aquí fue el Flamingo Hill Camp. Al llegar nos recibieron con un cóctel de bienvenida y esperamos en un hall muy bonito, con unos sillones comodísimos.
Y poco después de hacer el check-in nos llevaron a la cabañas. En realidad son grandes tiendas de campaña, pero con una estructura protectora que las hace muy acogedoras.
Están perfectamente equipadas con todo lo necesario para sentirse como en una habitación de hotel, incluso puedes disfrutar de tu terracita privada delante de la tienda!!
La mosquitera en la cama no puede faltar, porque además esta es una de las zonas más húmedas, por la cercanía del lago Nakuru, y esos pequeños insectos voladores no son de fiar. Nos tomábamos el Malarone puntualmene cada día por si acaso, lo de volver a casa con malaria no entraba dentro de los planes... También disponíamos de baño completo y ducha. Eso sí, como en todos los campamentos, con restricciones de luz y agua caliente. Pero las horas en las que estábamos allí, no había ningún problema.
Por la noche todo tenía un encanto muy especial.
Otra de las cosas que más nos gustaron de este campamento fue el restaurante. Era genial. La comida estaba buenísima. Hacían una especie de base de pan crujiente en unos bidones que era una delicia; y podías añadirle los ingredientes que quisieras. Tomo unas fotos prestadas de la web del campamento:
Y para después de cenar había un saloncito con una chimenea, como si estuvieras en el salón de una casa. Chimenea que, por cierto, se agradecía un montón, ya que hacía una rasca considerable...
Tras pasar allí la noche, al día siguiente nos dirigimos a la entrada del Parque Nacional del Lago Nakuru ("nakuru" significa "polvoriento" en la lengua de los maasai), a unos 160 km de Nairobi, para situarnos. Los animales ya andaban de aquí para allá a sus anchas.
La entrada es un bosque bastante espeso. Por allí vimos gacelas, cebras, y numerosas aves acuáticas.
Poco a poco nos fuimos acercando al lago, era increíble. Había miles y miles de flamencos rosas; esto es por lo que Nakuru es más conocido. En este lago se encuentra la reunión de flamencos más grande del mundo.
Desde el mirador de la montaña las vistas son espectaculares!! Se puede ver una gigantesca mancha rosa que invade el lago...
Otras escenas fantásticas las contemplamos al amanecer. Parecía que estábamos en un cuento...
Tras dejar Nakuru hicimos una parada que no estaba planificada, pero que fue de las más divertidas y entrañables: el Lago Naivasha, propuesta por Ana, la doctora de Donosti, con mucho acierto.
En el centro del terreno hay una isla habitada solo por herbívoros. Así que no había peligro de ser atacados por animales (al menos eso decían). Nos llevaron a la orilla del lago y nos dieron unos chalecos salvavidas para subirnos en unas barquitas que eran como cáscaras de nuez... ¡Madre mía! Me parece a mí, que con los hipopótamos que había allí, de poco iban a servir esos chalecos... Cada vez nos acercábamos más y más. Y los animales venga a bufar y soltar chorros de agua. Yo pensaba que en cualquier momento saldría uno de debajo del agua y mandaría la barca al fondo... Cuando estábamos cerca de ellos, el guía apagaba el motor.
Pero la mejor parte vino cuando nos dejaron caminar por el interior de la isla. Allí rodaron parte de algunas escenas de la película Memorias de África.
Fue genial poder estar tan cerca de los animales
Al terminar la visita seguimos nuestro camino hacia el Maasai Mara, el destino que esperábamos con mayor anhelo.
Nuestro campamento aquí fue Siana Spring Intrepids: una maravilla de lugar.
Para llegar a las cabañas había que recorrer unos jardines realmente cuidados y bonitos, donde había gacelas, monos y otros animalillos.
Lo más curioso es que por la mañana nos llevamos un susto de muerte. De repente nos despiertan unos ruidos tremendos, y la tienda empieza a temblar como si la estuviesen sacudiendo una manada de elefantes!!!!!!!!! Bueno, en realidad no eran elefantes, sino monos!! Un montón de monos atacaron nuestra tienda... Qué susto!!! Teníamos que cerrar las cremalleras con candados, porque los monos entraban y lo revolvían todo. Entonces lo entendimos a la perfección...
El primer día dimos una vuelta al atardecer, no teníamos mucho tiempo porque cierran sobre las seis. Pero tuvimos la suerte de encontrarnos una manada de elefantes nada más entrar. Los vimos muy muy de cerca.
Al día siguiente visitamos un poblado Maasai. Evidentemente hay que pagar por entrar... Tienen el negocio bien montado... Pero vale la pena; fue muy divertido. Cuando llegas salen unos cuantos Masaai a recibirte con danzas y cantos. Solo los hombres; las mujeres se quedan dentro del poblado.
Nos enseñaron que los maasai no matan animales. Solo si los atacan. Y como muestra, un botón: una meleca de león disecada, de un animal que se había colado en el poblado, y ya no tuvo tiempo de encontrar la salida...
Yo solo quería hacerme una foto al lado del maasai con la melena, pero al acercarme, me la plantaron en la cabeza.
Entramos en una de sus cabañas. Están divididas en dos habitaciones, la de la familia y la de los animales. Pensamos que el olor no sería muy agradable, porque todas las gallinas y las cabras corretean por todas partes, pero dentro huele a humo, del fuego que tienen en el suelo para cocinar y mantener la cabaña caliente.
Los maasai son polígamos, y pasan una noche en cada una de las cabañas de sus mujeres, que viven separadas... Los famosos saltos los dan para conseguir chicas. Es como una especie de competición entre los hombres. De entre los que saltan, las mujeres escogen a sus novios o futuros maridos. Cuanto más alto salten, mejor.
Luego nos enseñaron cómo hacer fuego con un palo, un cuchillo, hierbajos y caca de elefante, que dicen que es la más combustible...
Tras un poco de esfuerzo, parece que daba resultado... Empieza a salir humo...
¡Prueba superada!
El hijo del jefe de la tribu nos explicaba cosas sobre las costumbres de su pueblo. Le preguntamos por qué había personas que tenían los agujeros de las orejas tan grandes, y otros, en cambio no tenían agujeros... Nos respondió que los que tenían agujeros no habían ido a la escuela y no sabían leer ni escribir.
Y por cierto, la manera de decidir cuándo un niño empieza al cole es increíble... envían a los niños al colegio cuando con el brazo derecho pueden llegar a tocarse la oreja izquierda por encima de la cabeza!! y eso sucede más o menos a los 4 o 5 años, según el crecimiento de niño.
Y por cierto, la manera de decidir cuándo un niño empieza al cole es increíble... envían a los niños al colegio cuando con el brazo derecho pueden llegar a tocarse la oreja izquierda por encima de la cabeza!! y eso sucede más o menos a los 4 o 5 años, según el crecimiento de niño.
Siguiente día: tocaba safari al completo. Temíamos que se nos hiciera muy pesado, porque hay que buscar los animales... Eso nos habían dicho... ¡¡Estaban por todas partes!!! Hubo varios momentos impresionantes. Uno de ellos fue en el que vimos a un león asomar la cabeza entre la hierbas... pero eso no era todo, al otro lado del camino las leonas se disponían a cazar... Poco a poco se iban acercando a la manada de cebras y ñus. Pero estos los notaban a gran distancia, y se producían unas estampidas alucinantes. Las pobres leonas no pillaron nada de nada en esa ocasión...
Los guías tienen un buen sistema para que podamos ver la mayor cantidad de animales posibles. Cuando localizan alguno que vale la pena se avisan entre ellos; pisan el acelerador y allá van!! Así pudimos ver varios animales: entre ellos este guepardo juguetón, que se lució lo que quiso ante las cámaras.
Si hubo un animal que me enamoró, ese fue la jirafa. Qué maravilla. Son tan tranquilas... Y verlas en la lejanía es de lo más bonito. Normalmente van en grupos, como paseando por la sabana. Algunas son realmente enormes.
Pero el mejor momento del safari llegaría poco después. Mugambi, nuestro guía, nos dijo que había un león. Desde la distancia era muy difícil verlo, se camuflan entre la hierba de maravilla, son prácticamente del mismo color. Nos dijo que salir de los caminos está penalizado, que si lo queríamos ver de cerca deberíamos entrar entre la hierba y nos podían multar, pero que si estábamos dispuestos a pagar si nos pillaban, no había problema. Todos los miembros del grupo estábamos de acuerdo: ¡adelante! El riesgo valía la pena. Así que allá fuimos... Estábamos a menos de tres metros del animal, que se encontraba tranquilamente descansando después de comerse un ñu, que estaba a tan solo unos metros de él. Lo había descuartizado... Fue una experiencia única... Los animales son mucho más grandes de lo que nos habíamos imaginado. ¡¡La cabeza de aquel felino era inmensa!!
Hicimos una parada para ir al "lavabo", en plena naturaleza, claro está, y para comer. Montamos el picnic debajo de una acacia.
Otro momento my especial fue ver una gueparda con sus cachorros. Realmente eran pequeños peluches. Los contemplamos hasta que nos cansamos...
De vuelta a Nairobi nos íbamos encontrando escenas curiosas, como esta reunión de un poblado, donde los hombres discutían el tema del día mientras las mujeres esperan sentadas a cierta distancia.
El hombre que nos debía llevar se perdió... No me extraña, porque íbamos por el medio de la nada... Todo era igual... Para acceder al Maasai Mara hay que recorrer una carretera horrorosa, toda de piedras (está prohibido asfaltarla por protección del medio natural) y baches. Ellos dicen que es un masaje para la espalda, pero el cuerpo te queda como si te hubieran dado una paliza...
Y para encontrar el camino de vuelta, qué mejor que preguntar a algún lugareño. Esta mujer no dudó ni un segundo en indicar la dirección correcta...
Ya en la capital, fuimos directamente al hotel, de nuevo el Holiday Inn Nairobi, (también aparece con el nombre de Southern Sun Nairobi). No es demasiado segura, y menos para farolillos turistas como nosotros. Tiene más de tres millones de habitantes, y una gran variedad de niveles de vida.
Como Ana, Markel y Sara querían ir a ver el Hospital de Jirafas y la casa de Karen Blixen, de Memorias de África, decidimos ir con ellos. Contratamos los servicios de un conductor y fuimos hasta allí. En este lugar, a las afueras de la ciudad, recogen y curan a las jirafas que están enfermas y tienen alguna lesión. El recinto cuenta con 140 acres de bosque, para que los animales se adapten de nuevo al hábitat. Lo mejor fue darles de comer, aunque te dejan de babas...; tampoco hay mucho más que hacer.
Siguiente parada, la casa de Karen Blixen. Aquí vivió la danesa que se enamoró de este país y que tanta huella dejó en su vida. Se casó con un barón con el que viajó hasta Kenya para ponerse al mando de una plantación de café. Tras varios años de matrimonio, se separaron, ya que su marido era continuamente infiel. Conocida entre los keniatas como "la hermana leona", por su afán de lucha y superación, así como por su habilidad en la caza, Karen pronto se convirtió en una africana más... Quizás es más conocida por su historia de amor con el cazador británico Denys Finch Hatton, con quien tuvo un romance bastante inestable. Ella volvió a Dinamarca pensando en regresar a Kenya algún día, pero la Segunda Guerra Mundial se lo impidió.
En el interior de la casa no está permitido hacer fotos, pero no lo pudimos evitar... Aún se mantiene gran parte del mobiliario original. El traje que aparece en la percha, lo llevó Robert Redford durante el rodaje de Memorias de África.
La última noche teníamos reservada una cena en el famoso restaurante Carnivore. Pagas el cubierto y puedes comer todo lo que quieras. Hacen a la brasa carne de ternera, de pollo, de avestruz, de facóquero, de cocodrilo. A nosotros nos dijeron que de cocodrilo no quedaba, pero cuando Carlos se quejó, apareció la carne por casualidad... Es de las más pedidas.
Traen diversas salsas dependiendo del tipo de carne, y sobre el portasalsas hay unas banderitas. Si la dejas de lado, quiere decir que estás descansando y luego seguirás comiendo; y si la quitas, es que ya has terminado de comer.
Los camareros son peculiares, y la forma de servir también... Ya lo veis!! Machete en mano, cualquiera le dice algo a este hombre!!
Y la cervecita típica de cada país que visitamos no puede faltar.
Al terminar de cenar, regreso al hotel a descansar. Al día siguiente teníamos un vuelo de unas cuatro horas hasta aterrizar en Mauricio.
Sin duda África se ha convertido en uno de nuetros destinos favoritos, ha dejado huella.
Os invito a leer un bonito poema de Iñaki Etxebarria
África
Me duelen los silencios de la gente buena.
Me cuesta imaginar la vida entre las piernas de la muerte.
Me huelen a tierra quemada las promesas de los pudientes.
Me dicen los caracoles que las prisas son buenas consejeras,
Me huelen a tierra quemada las promesas de los pudientes.
Me dicen los caracoles que las prisas son buenas consejeras,
que el hambre no espera.
Por eso hoy me siento tan efímero como estos versos.
Y a pesar de todo, me tendrán las acacias para contar sus amoríos,
los vientos de la sabana para allegar lamentos de inocentes,
las piedras africanas para evitar los muros,
y al atardecer me oirán las viejas inquietas susurrar cuentos calientes en la oreja del tiempo.
Por eso hoy me siento tan efímero como estos versos.
Y a pesar de todo, me tendrán las acacias para contar sus amoríos,
los vientos de la sabana para allegar lamentos de inocentes,
las piedras africanas para evitar los muros,
y al atardecer me oirán las viejas inquietas susurrar cuentos calientes en la oreja del tiempo.
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